diumenge, 19 d’octubre del 2008

¿Bebes para olvidar o para recordar?

Dicen que el alcohol produce amnésia, pues yo ayer después de tomarme un martini con coca-cola me vino a la memória ese famoso : Chico Martini.

...Ya está. Otra vez. Otra vez la misma história. Está tan harto, de hacer el papelito...De acuerdo, tiene que reconocerlo. Es atractivo. Muy atractivo. Demasiado. Pero, ¿y qué?.
¿Es que no podía vivir tranquilo? Cada vez que salía se sientía obligado a seducirlas. No es que le obligara la mala consciéncia. No. Que va. Es que la gente, el público, lo esperaba de él. El Chico Martini no podía volver al hotel sin que hubieran mordido el anzuelo.
La verdad es que su vida era una mierda. Si, ya sabía que no lo parecía. Todo el mundo pensaba que era un ser abstracto, fascinante, imposible de conseguir...con una vida llena de glamour, mujeres...y Martini. Pero su vida era miserable, porque él no era nadie. Bien, era alguien, pero no sabía quién. Suponía que era un producto comercial humano, un juego que enriquecía a los publicistas, o alguien que moriría cuando el éxito de su imagen se acabara.
Estaba amargado. No sabía si era real o no, si era un fantasma o si realmente tenía vida própia, un cuerpo própio, una personalidad próp....no, eso seguro que no. El Chico Martini no tenía personalidad porque todos sus actos venían regidos por un guión. Era muy triste, ni tan sólo tenía nombre. ¿¿Chico Martini?? ¿Eso es un nombre? No, almenos no uno digno. Tampoco sabía de dónde venía, ni cuántos años tenía.
¿Amnésico? No lo sabía, no podía salir del mundo en el que vivía, medio fictício pero totalmente asimilado por el público, y visitar a un médico. Él no creía que fuera amnésico. Más bien, nunca había tenido una vida anterior a aquella.
Probablemente nació hacía un par de años, de la brillante idea de algún publicista con ganas de triumfar. Si, seguramente ya nació con americana y corbata, con las gafas de sol de línea alargada, con el famoso y sensual gesto donde se pasaba el dedo pulgar por los labios.
Pero ahora no era hora de lamentarse. Él no había hecho nada para vivir esa vida tan falsa y pasagera. Su destino estaba en manos de los de la agéncia, aquellos que un día decidirían que si, que ya había bastante de la imagen del Chico Martini y de su ritual para ligarse a las tías más buenas allá donde fuera.

...Acaba de entrar en un bar. Es discreto, pero eso no significa que no tenga que hacer su papel. Está tan harto..Escoje una mesa y pide...un Martini. Se sienta en la silla. Se está bien (piensa). Pero es inevitable, ya hay una. La tía de tes mesas más lejos le está mirando provocativamente. Se ha quitado la chaqueta y queda al descubierto un escote...excesivo. Es morena, ojos verdes, mulata. Piernas largas, pechos rígidos. El estilo de mujer que volvería loco a cualquier hombre...pero él sigue pensando.
Recuerdo la primera escena. Si, la de la chica que se le descosía el vestido. En primer lugar, al Chico Martini no le molaba el Martini. Por lo tanto, en el primer spot lo paso realmente mal.
Le venían arcadas y se ponía medio pálido...pero sus jefes le dijeron que se aguantara, que el Martini tenia un color y una textura muy peculiar y que no lo podían sustituir por otro líquido porque se notaría ante las cámaras. Él los maldijo, pero finalmente lo superó, y al cabo de unas cuantas pruebas (y unos cuantos tragos de Martini) lo consiguió.
En segundo lugar, el hecho de que a la chica se le descosiera el vestido y se le viera el culo (como todos pudimos apreciar, no llevaba bragas) le pareció de muy mal gusto. Y ya ni hablemos del mensaje descaradamente machista de ese anuncio y de los siguientes.

También me acuerdo del segundo anuncio. ¡¡Aquella mujer que se tragaba el anillo de casada!! mientras se pasaba el dedo por los labios, creo que fue ahí donde pensó que si ligar era tan complicado (y doloroso) como para tragarse un anillo...iba a pasar del tema.

El tercer anuncio fue más fresco, quizá porque estaba ambientado en una piscina.
Quizá porque no era él quien se tenía que ligar a la tía, que luego lo quería matar porque estaba compinchada con el marido de la chica del vestido y que se había pirado con él dejando a su marido solo...Diós mío, qué difícil que era eso del amor, ¿verdad?.

El último spot volvía al original. Senzillamente ridículo.
Chica que, después de haber recibido el impactante shock de ver el gesto de los labios del Chico Martini, se desnudaba parcialmente.
En el primero la chica enseñaba el culo. En este caso, otra mujer dejaba caer el imperdible que aguantaba la parte de arriba del vestido. Pero, claro, estaba justificado porque habían hecho una apuesta :Las gafas de él, por el imperdible de ella. Como no, él había ganado.

En cualquier caso, la realidad era otra. No era la estupidez de esos anuncios, sino el peso que tenía que cargar. Era el peso de tener que esconder una realidad vital. Se supone que al público no le gustaría saber que, en el anuncio de la piscina, el Chico Martini se había fijado antes en el chico que se estaba bañando que no en la chica asesina. Al público no le iba a gustar saber que al Chico Martini no sentía la más mínima atracción por las tías que enseñan el culo y las tetas. El público no iba a aceptar que el Chico Martini se había fijado en el camarero que le servía el vaso y no en la mujer que se traga el anillo.
Eso no repondía al prototipo que representaba. Aquél hombre viril, frío, calculador. Eso era lo que vendía, y no la imagen de un marica que vomita cada vez que pega un trago de Martini.

Por lo tanto, ahora se tendrá que levantar, dirigirse a la mulata, pasarse el dedo pulgar por los labios y pirarse con ella al hotel, no sin antes haberse tomado el tradicional vaso de Martini.

Pero estaba harto, ya no podía más. Se iba a colgar un letrero en la espalda que decía: ¡¡¡NO ME MOLAN NI EL MARTINI NI LAS TÍAS!!!.
Se iba a revelar, si tenía que morir, moriría, pero antes haría saber al público que ser machista y alcohólico es, bien,..como decirlo...¿¿poco inteligente??, y que ser homosexual no es ninguna vergüenza. Si, iba a cambiar esa publicidad insultante de años atrás y......
Finalmente renunció. Se tomó el Martini, se levantó, se dirigió a la mulata, se pasó el dedo por los labios y se piraron a la habitación del hotel.

P.D.: No quiero ni pensar lo que me habría venido a la mente si me llego a beber un cola-cao en vez del Martini..." yo soy aquel negrito del África tropicaaaal..."

Besos etílicos.
L'aura.

5 comentaris:

Anònim ha dit...

M'alegro saber que soc dona normal sense cap spot a les meves esquenes. Que puc decidir entre un Martini o bé una estrella...

Ara, també et dic que n'hi haurien molts que voldrien ser com el chico martini...

A la vila del senyor hji ha d'haver de tot.

Un petó wapa.

Itxe

Desdelaraspa ha dit...

Si senyora, a la vila del senyor hi ha d'haver de tot i si pot ser de qualitat, ja que de quantitat sembla que anem bastant bé..jejeje.

Petonassos,
L'aura.

didac ha dit...

yo prefrefiero un orujito !!!

pobre chico martini !""
besitos nos vemos

Anònim ha dit...

Pobrecillo me recuerda a Juan Pachanga de Rubén Blades,...

Si es que debajo de ese figurín también debe de haber una personilla,...

Un petonàs salada ( que no és un petó al nas,...jua, jua, ke mmalo )

Joanet

Desdelaraspa ha dit...

Joanet....
Salada?? tu si kets salat!

Un petonàs.